Pruebas NCAP: ¿cómo se evalúa la seguridad de un auto?
Las iniciativas NCAP —siglas en inglés de Programa de Evaluación de Vehículos Nuevos— son reconocidas globalmente por sus exhaustivas pruebas de choque, las que están diseñadas para evaluar la seguridad de los vehículos. Estas pruebas califican la seguridad en estrellas, puntuando con 0 a aquellos automóviles que no satisfacen los requisitos mínimos y con 5 estrellas a los que ofrecen un nivel de seguridad óptimo.
Sin embargo, es común tener dudas sobre cómo funcionan estas evaluaciones. ¿En qué consisten exactamente? ¿Cómo se evalúa a un auto? ¿Se aplica siempre el mismo método?
Historia de las pruebas NCAP
El concepto de NCAP data de 1979 en Estados Unidos, cuando se comenzaron a realizar pruebas de impacto frontal contra barreras fijas. Eso sí, no fue hasta 1994 cuando el Reino Unido, buscando una evaluación independiente y más rigurosa, inició su propio programa. Este esfuerzo se expandió rápidamente con el apoyo de otros países y organizaciones, como la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), lo que condujo a realizar la primera versión de esta prueba en 1997, y a expandir su presencia a Europa, América, Asia, y Oceanía.
En el caso de Latinoamérica, las pruebas se iniciaron en 2010 en Múnich debido a la falta de instalaciones locales. Aunque el objetivo de las pruebas NCAP es universal, existen diferencias en cómo se llevan a cabo en cada región.
¿Cómo se mide la seguridad de un auto?
La seguridad vehicular se mide mediante una serie de pruebas de impacto: frontal a 64 km/h, lateral a 50 km/h, y lateral contra poste a 29 km/h. Además, se evalúan los sistemas de prevención de accidentes, y se consideran tecnologías como el frenado autónomo de emergencia y el sistema de protección contra latigazos cervicales.
La evaluación se centra en inspeccionar protección de ocupantes adultos y niños, donde se mide la efectividad de los cinturones de seguridad, los airbags y la estructura del vehículo a la hora de proteger de un impacto; también la protección de peatones, que considera, por ejemplo, el diseño que tiene para mitigar lesiones a personas y ciclistas; y sistemas de asistencia a la seguridad, donde se valoran las tecnologías de seguridad, como el sistema de frenado autónomo o asistencia de velocidad. Las calificaciones van de 1 a 5 estrellas, pero se puede asignar 0 estrellas en casos donde el riesgo de lesiones graves sea elevado, especialmente en vehículos sin airbags.
¿Influye también el daño que recibieron los ocupantes? Sí, la calificación se basa en gran medida en el nivel de daño o lesiones potenciales que los maniquíes de prueba "sufren" durante las pruebas, ya que los sensores indican el nivel de protección que el vehículo ofrece a los ocupantes reales en caso de accidente. Menos daño o riesgo de lesiones se traduce en una calificación más alta, mientras que lecturas más altas de fuerza y presión que indican un riesgo significativo de lesiones graves pueden resultar en calificaciones más bajas.
Evolución de las Pruebas NCAP
Desde su inicio, las pruebas NCAP han estado en constante cambio para adaptarse a los avances tecnológicos y a las nuevas normativas de seguridad. En 2013, por ejemplo, era necesario cumplir con ciertos estándares, como el test de impacto lateral ECE95 y la inclusión de ABS de 4 canales, para optar a las 5 estrellas.
En 2020, se introdujeron criterios más estrictos, como la evaluación adicional del control electrónico de estabilidad (ESC), el recordatorio de uso del cinturón de seguridad, y la protección mejorada contra impactos laterales y a peatones. Actualmente, para alcanzar la máxima calificación, un vehículo debe cumplir con porcentajes mínimos en protección de ocupantes: al menos un 75% de puntaje en Protección de Ocupante Adulto, un 80% en Protección de Ocupante Infantil, un 50% en Protección de Peatones y un 75 % en Tecnologías de Asistentes a la Seguridad.
El Frenado Autónomo de Emergencia (AEB) y las tecnologías preventivas como la detección de punto ciego (BSD), el asistente de mantenimiento de carril (LKA) y la disponibilidad de detección de borde de carretera (RED) tienen un plus y recibirán más puntos.
La evolución ha sido sorprendente. Un estudio comparativo realizado por NCAP mostró las diferencias entre un Rover 100 de 1997 frente a un Honda Jazz de 2015. Mientras que el modelo más antiguo sufrió daños catastróficos, el más reciente pasó la prueba con resultados sobresalientes. ¿Las consecuencias? El Rover 100 se dejó de producir al año siguiente por el peligro para sus ocupantes en caso de un siniestro.