Guía esencial para extender la vida de tu vehículo
Al comprar un auto, es crucial cuidar nuestra inversión para prevenir su devaluación y pérdida de rendimiento. Si buscas conservar tu vehículo durante muchos años, es importante tomar atención al desgaste que su uso provoca.
En auto.cl, compartimos estos consejos clave para mantener tu automóvil en óptimas condiciones.
Infórmate del vehículo. A la hora de adquirirlo, es muy relevante leer el manual de tu auto para informarse correctamente sobre su funcionamiento y también para conocer el plan de mantenimiento, además de otros aspectos. En este libro se pueden conocer detalles específicos, como la ubicación y función de cada botón, y también cómo cambiar componentes y las precauciones necesarias al hacerlo. Esta información es invaluable para resolver inconvenientes por ti mismo o comunicarlos adecuadamente al mecánico si es que es necesario.
Mantenciones en la marca. Un factor a considerar para extender la vida de tu auto es llevarlo a revisión en el concesionario oficial. En estas revisiones, recomendadas cada 10.000 o 15.000 kilómetros aproximadamente, se emplean instrumentos de alto nivel para detectar y reparar posibles fallas. Así, se pueden chequear componentes vitales como lubricantes, filtros, luces, pastillas de freno y neumáticos, y también tener garantía en caso de tener problemas con el trabajo. Sin duda, es algo que también le generará confianza a un posible comprador en el futuro.
Cuidado de neumáticos. Lo sabemos: tener las ruedas en buen estado es fundamental para el rendimiento del vehículo en todas las condiciones. Por eso, es importante realizar balanceo y alineación al menos cada uno o dos años para prevenir problemas en la dirección o desgaste irregular. Considera que los neumáticos tienen una vida útil máxima de ocho años antes de perder propiedades internas.
Estar pendiente al estado de las luces. Las luces del vehículo, internas como externas, deben tener una revisión constante para evitar una mala visión en la noche y posibles multas. Actualmente, hay dos tipos de luces: las halógenas duran aproximadamente 2.000 horas, mientras que las LED pueden alcanzar las 10.000 horas. Es importante reemplazarlas con modelos de potencia lumínica y consumo eléctrico equivalentes para prevenir problemas con los circuitos.
Revisar baterías y sistema eléctrico. Con el tiempo, debes revisar los componentes eléctricos del vehículo, ya que factores como la suciedad o extremos climáticos pueden provocar su desgaste. La batería tiene una duración máxima de cuatro años y requiere chequeos periódicos y, si es necesario, su reemplazo.
Evitar sobrecargarlo. El peso que traslada tu vehículo es importante para la duración de amortiguadores, frenos y llantas, entre otros. Por eso debes consultar la cantidad máxima de kilogramos que puede transportar tu auto, pues no es lo mismo cargar un city car con motor 1.0 que una Pick-up con un motor 2.0.
No arrancar en frío. Al comenzar un viaje, no partas al segundo después de haber prendido el motor. Es recomendable darle un tiempo de aclimatación al vehículo antes de iniciar un viaje, para así asegurar que el rendimiento de las correas o lubricantes que trabajan en el motor sea óptimo. Esto se consigue tras unos minutos de encendido.
Reparar a la brevedad los fallos. Cuando tenemos una falla en un componente del auto, es muy importante repararlo a la brevedad, ya que una demora en la reparación puede provocar problemas en el vehículo en partes que hagan fricción con la pieza en mal estado.
Con todos estos consejos, puedes hacer que tu auto este en muy buenas condiciones por muchos años.
Usar el combustible correcto. Para los autos a gasolina, es necesario que se utilice el octanaje especificado en el manual. De no usarlo te puedes arriesgar a un mal proceso de combustión, ya que cada uno de los tipos tiene diferencias de rendimiento al momento de acelerar. Por ejemplo, la gasolina de 97 octanos tiene una reacción más rápida en su detonación que su versión de 93.
Límpialo periódicamente. La estética del auto es importante, ya que un mal aseo puede traducirse en un deterioro acelerado, pues la suciedad hace que los componentes se debiliten y puedan llegar a oxidarse o romperse.